Mi futuro cuñao ha sido abandonado por su novia, que se ha marchado con el portero de una discoteca céntrica, famoso por sus fanfarronadas -nudillos de boxeador, chupas de cuero, coche deportivo de marca, etc.-, sin mediar casi una explicación. Le ha soltado que a su lado se aburría como una tortuga, y, ¡zas!, acto seguido se marcha a vivir con el mazas de turno.
El chico es buen chaval: educado, deportista, trabajador y simpático. Lo curioso es que, pese a todas éstas cualidades, su novia haya preferido a un tipo con el cual, a la larga, va a sufrir un montón. ¿Qué les dan los tipos duros a las chicas? No lo sé, de verdad...

Estoy pensando en trasplantarme un miembro del tamaño de la herramienta de trabajo de Rocco Sifredi.
Un saludo,
Loup




