En busca de un menor cúmulo de grasa corporal y como parte de algunas dietas de adelgazamiento hace años se propuso la incompatibilidad en la toma de ciertos alimentos.
El argumento se extendió no solo al supuesto aumento de grasa que suponía mezclar en alguna comida algunos alimentos, sino a que dicha mezcla dificultaba la digestión o podía llegar a producir ciertos trastornos gastrointestinales y/o alérgicos.
Muchos especialistas tienen en cuenta las combinaciones de los alimentos, algunas parecen ser poco recomendables. Aquí vamos a hacer un breve repaso de las dos opiniones enfrentadas, el lector tendrá así una mejor opinión sobre una u otra postura.
Argumentos a favor de la dieta separada
La siguiente tabla resume de forma general los alimentos que se pueden o no combinar (tomar al mismo tiempo) en una comida. Los incompatibles son los que deberían tomarse en comidas diferentes, de tres a cuatro horas con respecto a la anterior.
Alimentos incompatibles
Hidratos de carbono |
Grasas |
Proteínas |
Harina y cereales |
Aceites |
Carne |
Verduras
|
Frutas
ácidas
|
|
Judías verdes |
Cítricos |
Compatibles e incompatibles
(Fuente: Cidón, 1992, pág. 20)
De entre todas, las peores combinaciones son las de proteínas con almidones, ya que impiden la digestión de otros y viceversa.
El ambiente ácido que se crea con las proteínas bloquea la digestión de los almidones. Además, con la presencia de almidones en el estómago, se hace muy difícil la digestión de proteínas y llegan al intestino sin la suficiente preparación para sean asimiladas, dando lugar a la formación de sustancias tóxicas. Otras malas combinaciones son:
Proteínas con proteínas de distinto tipo (leche y carne, por ejemplo).
Ácidos con proteínas.
Grasa con proteínas.
Azúcares con almidones (no tomar helados y otros postres al finalizar la comida, mejor al merendar, etc.).
Fruta con otras comidas, mejor totalmente por separado.
Leche con cualquier alimento, mejor totalmente por separado.
(Cidón, 1992, pág. 21 a 23)
Argumentos a favor de la dieta mixta
A pesar de la tabla y explicaciones anteriores, otros especialistas no opinan exactamente igual que estos autores.
En concreto, Francisco Grande (1992, pág. 23 a 26) opina que "la dieta de Hay se basa en suponer que las proteínas y los hidratos de carbono no pueden ser digeridos y asimilados cuando se encuentran juntos en una misma comida, porque las primeras requieren para su digestión un medio ácido, mientras que los segundos requieren un medio alcalino.
Recomienda, en consecuencia, el consumo de estos dos principios inmediatos en comidas separadas. Esta idea es contraria a cuanto sabemos de la fisiología de la digestión"
Este otro grupo de autores, entre los que se encuentra el citado, creen que apenas hay alimentos "puros" en un solo macronutriente, esto es, cada alimento tiene en mayor o menor proporción H.C., grasas y/o proteínas. Así pues, separarlos bajo esta clasificación resulta del todo inútil.
Conclusión
Personalmente, tengo mis dudas sobre la verdadera compatibilidad o no de los alimentos y, en cualquier caso, no creo que afecte significativamente al cúmulo de grasa corporal.
En innumerables ocasiones he oído que la fruta no debe tomarse con otra comida, ni tras ésta, por "engordar"; en su lugar debe comerse antes.
Jamás escuché tamaño desatino, esa idea supone afirmar que al tomarla antes no se mezclará en el estómago de la misma manera que si se tomase durante o después, es decir, que la digestión completa de la fruta debería durar unos pocos segundos para que cuando llegue el resto de alimentos no se mezcle con ella, es absurdo.
La fruta engorda o deja de engordar lo mismo antes o después de la comida principal.
Aunque la nutrición es parte de mi profesión y he estudiado mucho sobre el tema, prefiero escuchar la opinión del quizás más grande especialista esperando que sus palabras puedan arrojar un poco de luz sobre la cuestión: "(...)
Los agentes responsables de la digestión (enzimas digestivos) son exquisitamente específicos, y nada prueba que la actividad de los enzimas encargados de la digestión de los hidratos de carbono se vea perturbada por la presencia de los encargados de la digestión de las proteínas, o viceversa" (Grande Covián, 1992).
En resumen, me apunto a Grande Covián. Y como prueba voy a prepararme un delicioso sándwich caliente de atún y beberme un vasito de leche descremada. Mi dolorido dorsal por el brutal entrenamiento de esta mañana sabrá agradecer este baño de nutrientes.
Bibliografía
Cidón Madrigal, J.L. (1992): "El libro de oro de las dietas". Ed. TH, Madrid.
Grande Covián, F. (1992): "Alimentación y nutrición". Ed. Salvat, Barcelona.
Grande Covián, F. (1992): "Nutrición y salud". Ed. Temas de Hoy, Madrid.